El gigante japonés de los aperitivos Calbee celebra este año el trigésimo aniversario de su producto estrella, Jagarico (じゃがりこ), un snack que ha logrado lo impensable: mantenerse como líder indiscutible en un mercado saturado de novedades efímeras. Desde su lanzamiento en octubre de 1995, estas crujientes varitas de patata han definido una categoría propia, aunque sus inicios estuvieron marcados por la desconfianza y el rechazo dentro de la propia empresa.
La concepción de Jagarico nació de una crisis estratégica. En los años noventa, Calbee detectó que las estudiantes de secundaria se estaban alejando de las patatas fritas tradicionales porque sus bolsas eran difíciles de transportar en los bolsos escolares y, sobre todo, porque ensuciaban las manos con aceite y sal. La respuesta fue un concepto de «snack portátil» con un envase en forma de vaso y una forma de palo fácil de sujetar que revolucionó el consumo fuera de casa.
Sin embargo, el rasgo más distintivo de Jagarico, su textura extremadamente dura, casi fue el motivo de su cancelación. En aquel entonces, la norma del sector dictaba que los snacks debían ser ligeros y crujientes. Muchos ejecutivos de Calbee advirtieron que un producto tan duro jamás se vendería. Fue la convicción del equipo de desarrollo, que apeló a la ancestral cultura japonesa del senbei o galleta de arroz endurecida, lo que permitió que el producto llegara a las tiendas de conveniencia para una prueba que resultó en un éxito rotundo.
A lo largo de tres décadas, la marca ha lanzado más de cien variedades, demostrando una audacia experimental asombrosa. Aunque sabores como «Sal y Aceite de Sésamo» se volvieron clásicos, otros como el de «Crema de Matcha» en 2014 fracasaron comercialmente. r
El desafío más grande para este snack diseñado para exteriores llegó con la pandemia de COVID-19 y el confinamiento. Al verse limitada la movilidad, el concepto de «snack para llevar» perdió su contexto principal. Lejos de rendirse, la empresa intensificó su interacción con los usuarios, lanzando versiones creadas en colaboración con estudiantes y el popular Jagarico Hosoi-yatsu, una variante más fina cuyo nombre fue elegido por votación popular de los propios consumidores.
En la era actual de los teléfonos inteligentes y los videojuegos, el valor fundamental de Jagarico ha cobrado una relevancia inesperada. Al estar el sabor integrado dentro de la masa de patata machacada antes de freírse, las varitas no desprenden polvo ni grasa en exceso. Esta característica de «manos limpias» es hoy una ventaja competitiva crucial para quienes desean comer mientras operan una pantalla o un mando de consola sin manchar sus dispositivos.
Mirando hacia el futuro, Calbee dijo que planea expandir el universo de la marca hacia el mercado de los alimentos congelados y la distribución nacional de Poterico, la versión de snack caliente que hasta ahora solo se encontraba en tiendas especializadas. (RI/AG/IP/)
