Ana Torroja cumple este sábado 60 años de edad en los que ha logrado trascender su estatus de icono de los años 80 como vocalista de Mecano, dejar atrás momentos aciagos y consolidar una carrera en solitario a la que, lejos de dar portazo en pos de una justa jubilación, ha impreso una nueva dirección.
Será en 2020 probablemente cuando la madrileña lance su sexto disco de estudio, aún sin título. Será el primero en una década desde que publicara «Sonrisa» en 2010 y, por lo avanzado hasta ahora, parece claro que vuelve renovada en bríos y sonidos.
Torroja (Madrid, 1959) comenzó su carrera musical a finales de la decáda de los 70 de la mano del que entonces era su pareja, José María Cano. A ellos se uniría más tarde el hermano menor de este, Nacho, y juntos participaron en fiestas y algún que otro programa de televisión con escasa repercusión.
Fue el productor Miguel Ángel Arenas, alias Capi, quien les aconsejó que fuese ella la voz principal del grupo y quien les consiguió su primer contrato con la discográfica CBS para la grabación de un sencillo, «Hoy no me puedo levantar», su primer «hit» en 1981.
La combinación del apellido de los hermanos Cano, la profesión de mecánico del abuelo de Torroja y la mezcla de diferentes estilos en sus temas, con preponderancia del sonido «tecno» y sintetizadores, les llevó a escoger Mecano como nombre artístico, inaugurando una de las páginas de mayor éxito de la historia de la música en español.
«Perdido en mi habitación» demostró a la compañía que lo de su primer sencillo no había sido un espejismo y así llegó la grabación en Londres por todo lo alto de «Mecano» (1982), su álbum de debut, que superó todas las expectativas con temas como «Me colé en una fiesta» o «Maquillaje».
«Pijos», les llamaban al grupo de esta artista, sobrina del exfiscal jefe de la Audiencia Nacional Eduardo Fungairiño e hija del segundo marqués de Torroja
El uso de sintetizadores, sus odas urbanas y sus letras preñadas de posmodernidad y amor consumista los conectaban con movimientos similares, tanto en la Movida española como en el extranjero (véanse «New Romantics» como Duran Duran o Spandau Ballet), pero su pegada comercial y sus orígenes familiares los convirtieron en diana de las críticas.
«Pijos», les llamaban al grupo de esta artista, sobrina del exfiscal jefe de la Audiencia Nacional Eduardo Fungairiño e hija del segundo marqués de Torroja, que lo recibió a su vez de su padre, Eduardo Torroja, uno de los máximos expertos del mundo en construcción con hormigón con obras públicas como el Hipódromo de la Zarzuela de Madrid.
Trazando su propio camino, la de la intérprete de «Barco a Venus» se convirtió en una de las voces más reconocibles de la época, una garganta dulce que siguió llenándose de matices con los siguientes trabajos del trío, por ejemplo «Ya viene el Sol» (1984) o, en su segunda encarnación más pop y menos electrónica, «Entre el cielo y el suelo» (1986).
Con aquel disco que incluía temas de temática más adulta como «Hijo de la luna», «Cruz de navajas» y «Me cuesta tanto olvidarte», Mecano se convirtieron en estrellas internacionales y en los primeros españoles que vendían más de un millón en todo el mundo, sobre todo Latinoamérica.
«Había dejado de cantar obligatoriamente porque perdí la voz y me fui a vivir a Nueva York, desconectando de la música. Cuando volví a meterme en un estudio, estaba tímida..
Este estatus aumentó con las siguientes entregas, como «Descanso dominical» (1988), mientras el grupo, especialmente Torroja, se convirtieron en símbolos de la tolerancia sexual con «hits» como «Mujer contra mujer».
En la España de los JJ.OO. de Barcelona y la Expo de Sevilla, su último gran «tour» tuvo lugar en 1992 como promoción de «Aidalai» (1991). El vertiginoso ritmo de la gira le provocó una laringitis y, a su término, anunciaron un largo retiro temporal.
«Había dejado de cantar obligatoriamente porque perdí la voz y me fui a vivir a Nueva York, desconectando de la música. Cuando volví a meterme en un estudio, estaba tímida, asustada y nerviosa, con la responsabilidad de sacar un disco sola tras el exitazo de Mecano. Me daba miedo fallarle a la gente, sus expectativas, pero no lo hice», recordaría orgullosa.
Fue tras un proceso de búsqueda del que resultó «Puntos cardinales» (1997), en el que predominaban los medios tiempos oníricos e incluía canciones como «A contratiempo» o «Como sueñan las sirenas».
Solo un año después de su desembarco personal en la música, Mecano por fin se reunió para el recopilatorio «Ana | José | Nacho», que incluía siete temas inéditos y que, por decisión unilateral de José María Cano, se convirtió en lo último de la formación.
La noticia, una sorpresa para la propia artista, le permitió por otra parte enfocar sus energías en el despegue definitivo de su carrera individual, de la que surgieron dos álbumes en francés, cuatro discos de estudio en español y dos discos en directo fruto de giras antológicas como la que la unió a Miguel Bosé («Girados»).
Entre medias, sufrió dos duros golpes. En octubre de 2008 sufrió un grave accidente de tráfico en el que resultó herida junto a la actriz y presentadora Esther Arroyo y en el que falleció un amigo.
«Si te dan la oportunidad de volver a nacer, si sobrevives, son muy importantes este tipo de vivencias que te acercan a la esencia, a lo más puro y primitivo, que te convierten en un niño y te ponen a vivir el presente», rememoraba después.
Asimismo, en 2014 y después de una larga batalla en los juzgados, llegó a un acuerdo con Hacienda por el que fue condenada al pago de 1,5 millones de euros por fraude, lo que empañó su imagen pública.
Para más inri, «Sonrisa» (2010), su último trabajo con temas inéditos, no había funcionado bien comercialmente y en prensa, tras los rumores de reunión de Mecano que nunca llegaron a nada, llegó a decirse que Torroja, quien residía desde hacía años en América, había barajado su retirada.
«Hoy soy una persona con ganas de luchar y de disfrutar», afirmaba sin embargo en 2015 a cuentas del álbum en vivo «Conexión», con el que protagonizó una de las grandes giras de su carrera glosando toda su trayectoria, incluidos los temas de Mecano.
Al respecto, ella reivindicaba su legitimidad para seguir haciéndolo: «No he dejado de interpretarlas nunca y creo que si alguien tiene derecho de cantarlas, soy yo», insistía, tras haber ampliado su repertorio con otros «hits» como «Corazones» o «Duele el amor».
En el último año, gracias a su papel de jurado en «Operación Triunfo 2018», recuperó parte de su vigencia mediática entre los españoles y dio la cara ante debates nacionales efímeros como el de la «mariconez» de la canción «Quédate en Madrid», que se interpretó en el concurso, mientras trabajaba en paralelo en Barcelona en la grabación de sus primeros temas en una década.
«Necesitaba encontrar algo que me motivara para seguir», comentaba a Efe el pasado febrero cuando presentó el primer sencillo, «Llama», preñado de arreglos electrónicos y producido por dos de los nombres más en boga de la actualidad: El Guincho (Rosalía) y Alizzz (C. Tangana). Para Torroja, que hace justo una semana lanzó su última apuesta, «Me cansé de mentir», era una cuestión de «renovarse o morir». EFE