Ángela Ayllón, encargada de Negocios de la Embajada de Bolivia en Japón, ha resaltado que el 4to Bolivia Festival realizado hoy domingo en Tokio «se ha consolidado y ha logrado unir a la comunidad boliviana y a los japoneses amigos de Bolivia».
El festival tuvo lugar en el parque Shiba Koen, al costado de la famosa Torre de Tokio, con la presencia de centenares de personas, entre japoneses y bolivianos además de latinoamericanos de varias nacionalidades. Una lluvia que cayó en la capital nipona hasta poco después del mediodía no impidió que el evento comenzara en la mañana, tal como estaba programado.
«El Bolivia Festival es ya el evento de referencia para la comunidad boliviana en Japón», afirmó Ayllón quien tiene una relación especial con este evento cuya primera edición coincidió con su llegada a la Embajada de Bolivia en Japón.
La diplomática, que a finales de este mes deberá volverá a su Cancillería en Bolivia, resaltó que eventos culturales como el Bolivia Festival han marcado su paso por este país. «He podido ver cómo la amistad entre Bolivia y Japón es tan fuerte..».
Tal como ha quedado demostrado en este festival, Ayllón expresó estar «sorprendidísima de ver tanto joven japonés viviendo y sintiendo nuestra música, bailando mejor que uno. Es una satisfacción que me llevo de este maravilloso país que me ha dado muchísimo».
LA PRINCESA MAKO DE INCÓGNITA
La trascendencia de Bolivia Festival 2019 fue marcada por un episodio del que pocos asistentes se dieron cuenta. La princesa Mako, la hija del príncipe heredero Akishinomiya, asistió al evento. Lo hizo casi de incógnito y sin anunciar previamente su participación, así lo confirmó días después la organización del festival.
Lentes, vestido sencillo, un paraguas, porque llovía en ese momento, y algunos miembros de seguridad. Fue recibida por la Encargada de Negocios de Bolivia y miembros del comité organizador. Algunas pocas personas la reconocieron y quisieron tomar fotografías, pero se les pidió gentilmente que no lo hicieran.
«Yo estaba bailando en el momento que la Princesa llegó», contó luego Maraya Kaji, presidenta del comité organizador del Bolivia Festival. La Princesa, que en julio de este año visitó Bolivia en el marco de los 120 Años de la Inmigración Japonesa a Latinoamérica, había tomado conocimiento del evento por internet y decidió asistir sin más.
Mako estuvo en el Shiba Koen sólo unos minutos, pero fue tiempo suficiente para demostrar que su aprecio por el país sobrepasa los límites de la formalidad y la diplomacia. Se retiró como llegó, en silencio, pero con un par de regalos: una taza recordatoria y una llamita.
BUEN SHOW DE ARTISTAS JAPONESES Y BOLIVIANOS
El festival contó la actuación de magníficos grupos de música folclórica integrados por japoneses, como «Los Aspirantes», «Tokyo Llamas Keikaku» y «Tokyo Daigakuminzoku Ongakuaiko Kai».
Destacaron también el músico y compositor boliviano Peter Siriruel y el conjunto «Wayra», quizá uno de los aplaudidos de la tarde, integrado por los bolivianos Efraín Gutiérrrez, la primera voz, y Fernando Torrico, y los japoneses Kenichi Kuwabara y Yutaka Aida.
El público nipo-boliviano se emocionó y divirtió bailando carnavalitos, tobas, siriri, morenada, taquiari, cueca y tinkus, al tiempo que disfrutó con un pasacalle que representó el Carnaval de Oruro y se sumó al homenaje al 120 Aniversario de la Migración Japonesa a Bolivia.
La música latina la pusieron las hermanas Helen y Alexandra Tamashiro y el curioso debut de la orquesta de música tropical de la empresa promotora Event Japan. El nombre del grupo será elegido tras una votación en internet desde el 20 de octubre. La nueva banda presentó dos arreglos en cumbia: la recordada balada «Un beso y una flor» de Nino Bravo y «Mirai e» de Kiroro, famoso tema de J Pop cantado en japonés por la niña boliviana Aiko.
Pero el verdadero bombazo tropical sucedió en el cierre del festival con el show de la cruceña Rocío Shirasawa. Sin luz en el escenario y en una tarde tokiota que oscureció más rápido que lo normal, Rocío superó todas las expectativas con la interpretación de populares cumbias que atraparon el interés de todos. El público bailó y escuchó fascinado el estilo de una cantante latina en Japón que puede llegar muy lejos.
EL BALANCE DEL COMITÉ ORGANIZADOR
Maraya Kaji, presidenta del Comité Organizador del Bolivia Festival, destacó el entusiasmo de la gente que asistió al evento que demostró «que llueva o no llueva, igualito vamos a bailar, como si fuera carnaval».
Kaji expresó su agradecimiento a los artistas, público y empresas que participaron con sus stand y resaltó su satisfacción por la instalación de seis espacios con comida boliviana, cosa que no ocurría en las ediciones anteriores. «Hemos sufrido durante cuatro años porque los bolivianos no queremos el riesgo y queremos ir a lo seguro, pero este año ha cambiado. Empecé a recibir llamadas de personas queriendo participar (con un stand)», dijo.
También señaló que otra buena sorpresa en esta edición del festival ha sido el show del cierre que ha recaído en una artista boliviana. «Los bolivianos están saliendo poco a poco», concluyó la organizadora. (Súper Tokio Radio)