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Alejandro Sanz explica sus manos rojas en la portada de su álbum «#ElDisco»

Recuperado de su reciente neumonía, aunque aún conserve en la mirada algo del agotamiento que colea tras la enfermedad, Alejandro Sanz ha querido exhibir ante los medios su última obra, «#ElDisco», álbum multicolor con trazos arriesgados y también brochazos familiares que en el pasado dieron sus frutos.

«Hay códigos que viven en mi forma de escribir y el ‘Corazón Partío’ siempre estará presente en mí. Es una seña de identidad», dijo al ser preguntado por «Te canto un son», en el que entre Miami y Cádiz canta: «Tengo un corazón que se parte en dos».

Este «#ElDisco» llama la atención desde su portada, con el músico español retratado de negro impoluto, pero en la posición de un Cristo que mostrara las llagas, sustituidas por pintura roja que se diluye sobre el suelo, «como un pintor que termina de hacer su trabajo y al que, de alguna manera, su arte le tiene conectado con el suelo».

«Tiene esa idea de no despegarte de lo que te llevó hasta ahí», explica Sanz (Madrid, 1968), para quien este álbum es «un arco iris» que une «el morado con el amarillo»: «Así entiendo yo la música. Todo lo que me afecta, me impregna y aparece en el disco», añade.

Frente a propuestas más convencionales como el primer sencillo, «No tengo nada», aparecen otras más rompedoras como «Los lugares», junto al nunca convencional artista puertorriqueño Residente.

«Jamás (me he recatado en la evolución de mis canciones por el público). Creo que es un error. Si pretendes hacer un éxito, probablemente no lo hagas», aseguró el músico, que ha comprado la variedad de este álbum con la de «No es lo mismo» (2003), uno de los más exitosos. Efe

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