Más de tres décadas de rock, compromiso político y tremendo éxito internacional no han frenado la «adicción» a la carretera de Maná, el grupo mexicano que, en la presentación de su gira «Rayando el sol», dijo este que continuarán haciendo conciertos siempre que conserven «la pasión».
«(Actuar en vivo) nos gusta mucho. Es una adicción, la verdad. Es una forma de vida, además de adicción. Es la manera en la que aprendimos a vivir, a comer, a soñar… Y a compartir, que la música al final se trata de eso», señaló el vocalista Fher Olvera.
«Y lo seguimos amando. Ya estamos más viejos, pero seguimos con mucha pila, con mucha adrenalina. A la gente joven le gusta la banda, a los del medio, a los más viejos… a todos. Y creo que vamos a seguir dándole mientras tengamos ese entusiasmo, esa emoción, esa pasión», agregó.
La banda mexicana dio ayer un recital íntimo en Los Ángeles (EE.UU.) para presentar los detalles de «Rayando el sol», la gira con la que recorrerá Estados Unidos y Canadá de septiembre a noviembre y que supone su primera tanda de conciertos por estas tierras desde el Latino Power Tour de 2016.
La ciudad tejana de Corpus Christi acogerá el próximo 4 de septiembre el concierto inicial de «Rayando el sol», que toma su nombre de una de las canciones más famosas de Maná y que durante ese mes pasará por otras urbes estadounidenses como Dallas, Phoenix o San Diego.
Los Ángeles, una ciudad con una gran comunidad de origen mexicano, tendrá cuatro oportunidades de ver a Maná en esta gira: dos en septiembre (los días 20 y 21) y dos en noviembre (los días 22 y 23).
Maná también actuará en Denver, Toronto, Chicago, Miami o Nueva York antes de bajar el telón de la gira el 27 de noviembre en la ciudad californiana de Sacramento.
Con un ojo en el futuro y otro en el legado de la banda, la gira «Rayando el sol» rinde homenaje a ese tema que cambió la historia de la banda, según explicó el batería Álex González.
«Nos abrió las puertas, no nada más en México, sino también en Latinoamérica y EE.UU. Fue un momento crucial porque, o pasaba algo en ese momento con esa canción, o ese álbum ‘Falta amor’, o de plano la banda iba a dejar de existir. La situación estaba muy mal. No teníamos trabajo, económicamente estábamos jodidos, y moralmente muy decepcionados porque no había apoyo para el rock en español», dijo.
«Pero nunca perdimos la fe. Teníamos esa ilusión y sueños de algún día, por lo menos, ser famosos en México, pero afortunadamente no tiramos la toalla y lo demás ya es historia», agregó.
Ganadores en 2018 del Premio Persona del Año de la Academia Latina de la Grabación, Maná, conjunto que también componen el guitarrista Sergio Vallín y el bajista Juan Calleros, han destacado a lo largo de su trayectoria por significarse políticamente por causas de todo tipo.
Por ejemplo, la semana pasada actuaron en Cúcuta (Colombia) en el «Venezuela Aid Live», un festival que tenía como objetivo impulsar la entrada de ayuda humanitaria en ese país sudamericano.
Respecto a «Rayando el sol», Olvera se refirió especialmente a los inmigrantes hispanos en EE.UU. y expresó que van a dedicar esta gira «a los ‘dreamers’ (soñadores)» y a «toda esa gente que ha hecho grande a este país».
«Este país, sin toda esta gente, no sería tan grande como es. Esa es la mera verdad», añadió el líder de Maná, que en numerosas ocasiones se ha declarado en contra de las medidas migratorias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Con canciones como «Labios compartidos» u «Oye mi amor», Maná dio ayer un concierto íntimo para unas decenas de seguidores en las oficinas de Live Nation, promotora de la gira, en Los Ángeles, una ciudad que, según Olvera, es como «una segunda casa» para la banda después de Guadalajara (México). EFE