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Como no te voy a querer…hinchada peruana!

Nikolskaya. El Jirón de la Unión para los peruanos. (Fotos Martín Goya)

 

Sin necesidad de ir al VAR, la madrugada de ayer en Japón, la FIFA otorgó el premio The Best a Mejor Afición a la hinchada peruana que se hizo presente en el Mundial de Rusia 2018.

Los encargados de recibir dicho galardón fueron los muchachos de «La Blanquirroja» (barra oficial de la selección) que, junto a «Sentimiento Blanquirrojo» y «La Franja», fueron las barras organizadas que llegaron hasta Moscú, Saranks, Ekaterinburgo y Sochi para alentar al equipo.

Sinceramente para quienes tuvimos la oportunidad de estar allá, y vivir esos momentos junto a todos los peruanos, este premio ya era nuestro y solo faltaba un reconocimiento oficial.

Este premio a Mejor Afición, o mejor hinchada, como se quiera decir, es simplemente el galardón que rescata la esencia del fútbol: El hincha.

Pasaron 36 largos años para aquella frase «somos Perú y estamos de vuelta» se vuelva realidad y vaya de qué manera sucedió.

NIKOLSKAYA

Bautizado por los peruanos como el «Jirón de la Unión» o «la Calle de las luces», Nikolskaya fue el primer punto de reunión de todos los hinchas del mundo (sí, todos) egipcios, mexicanos, iraníes, argentinos, brasileños, uruguayos y donde se comenzaba a pronosticar una gran asistencia peruana.

Un aguante espectacular, desde la mañana hasta que obscurecía (once de la noche aproximadamente), entre cánticos y saltos para la selección que volvía al mundial.

BANDERAZO EN MOSCÚ

Fue el primer momento donde se pudo apreciar a las barras organizadas con camisetas, instrumentos y todo lo que llevaron para hacer la fiesta. Un mar de gente eufórica y feliz que sorprendió a todos por su entrega y pasión.

 

Caminata en Saranks.

 

CAMINATA EN SARANKS (Perú vs Dinamarca)

Sin duda la concentración más espectacular con un trabajo de logística de las barras que fue extraordinario. Se había anunciado con anticipación el punto de encuentro y la hora. Y allí estuvimos puntuales.

Lo demás esta en todos los vídeos y se ve reflejado en la historia contada en la entrega del premio The Best.

La caminata hacia el estadio fue indescriptible, pero aún faltaba la cereza en la torta. Cuando aún los hinchas no salíamos del shock de ensueño de aquel banderazo y caminata, para sorpresa de todos, comenzó a escucharse en el Mordovia Arena la voz y canción de Don Arturo Zambo Cavero.

Poner «Contigo Perú» fue el detalle más hermoso, original y grande que nos regaló Rusia. Un estadio repleto de hinchas peruanos entonando al unísono este tema que ya es un himno para todos.

Pero eso no fue todo, porque faltaba el momento con el que todos soñamos: la bandera, el pabellón Nacional y las sagradas notas del Himno entonadas a todo pulmón, entre lágrimas y voz que nos salía del corazón. Ya estaba todo: sueño cumplido.

 

Martín Goya en el tren. Casi 24 horas hasta Ekaterinburgo.

 

EKATERINBURGO

Muchos tuvimos que trasladarnos en un tren de casi 24 horas de viaje. Bueno, era parte de la experiencia. La fría Ekaterinburgo nos esperaba con la Francia de Griezman.

Pero nadie hablaba del rival. La gente que llegaba sin entradas y se veían reventas de hasta 800 dólares hasta pocas horas antes del encuentro.

Este banderazo no duró mucho ya que se desató una lluvia tan fuerte que los hinchas, a pesar de guerrear, al final optaron por buscar un refugio o entrar al estadio lo antes posible. Perú era local nuevamente y el «Contigo Perú» volvió a escucharse, a mi parecer, aún más fuerte que en Saranks.

La sorpresa fue ver a Roberto Palacios en las pantallas del estadio minutos antes del encuentro. Su voz de aliento motivo más a la hinchada peruana.

Luego el Arena Ekaterinburgo tuvo un momento histórico que fue le entonación de dos de los himnos más lindos del mundo. La Marsellesa y el Himno del Perú.

SOCHI

Al estar consumada la eliminación, el saludo entre compatriotas era increíble luego de estrechar la mano de alguien: «nos vemos en Sochi», nos decíamos.

Y así fue. Me tocó subir un avión para tres horas de vuelo hasta la ciudad que había albergado los Juegos Olímpicos de Invierno en 2014.

Allí nos esperaba un clima cálido y nuevamente las camisetas blanquirrojas por todos lados.  Aunque no lo queríamos decir, muchos temíamos que la hinchada no llegara, pero no fue así.  Hubo otro banderazo y la caminata fue espectacular y emocionante que veías hasta rusos con sus hijos acompañando a la marea blanquirroja.

En el Olímpico Fisht de Sochi volvimos a ser locales, aunque con mucha presencia de australianos que llegaron con la ilusión del milagro de la clasificación.

El «Contigo Perú» y el himno fueron entonados con las mismas ganas que en el primer partido y lo único que pedía el hincha era la oportunidad para un grito de gol.

Cuando André Carrillo anotó parecía que todo se había acabado,  que ya no había más. No sólo gritamos el gol, lo rugimos y lo registramos para siempre en nuestro ADN.

El partido se complicó porque Australia luchaba por el empate, hasta que apareció Paolo para darnos el gol que queríamos, el del guerrero por quien habíamos peleado y queríamos verlo cumplir el sueño de estar junto a nosotros.

Los goles y el triunfo fueron justo premio del equipo hacia el aficionado peruano que llegó hasta Rusia para acompañar a su selección que ahora ha recibido el FIFA The Best como mejor la hinchada del mundo.

Termino esta crónica compartiendo un sentimiento. Hace más de 20 largos años que no estoy físicamente en mi país, pero este Mundial y las sensaciones que aún experimento cada mañana en Japón, me hacen comprender mejor el mensaje del Zambo Cavero que dice: «Cuando despiertan mis ojos y veo que sigo viviendo Contigo Perú…».

Zpaziva Rusia! Gracias Rusia! (Martín Goya para Súper Tokio Radio) 

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